Palabra de Hoy: 23/10/2011

Salmo 33: 11 = Pero los planes del Señor quedan firmes para siempre; los designios de su mente son eternos.


Tenemos un pequeño problema para entender esto. El problema radica en que es tanto lo que nos ha advertido que no debemos funcionar por nuestras mentes carnales, sino por el Espíritu Santo de Dios morando y teniendo autoridad en nuestro espíritu humano, que hemos terminado por suponer que la mente es algo malo y no debe existir en nosotros. Y muy lejos quedamos, después de esas enseñanzas, de pensar que dios pueda, -efectivamente- tener una mente. Sin embargo la tiene, y de eso tienes pruebas claras cuando la Biblia misma dice que debemos tener la mente de Dios. Allí está la clave que abre este enigma. La mente de Dios se diferencia notablemente de la nuestra en una cualidad básica: es santa. Mientras la nuestra camina con evaluaciones, juicios y opiniones centralizadas en aprendizajes intelectuales o reacciones emocionales, la de Él está sustentada únicamente por su propia palabra. Y eso es, exactamente, lo que se nos demanda a nosotros como método cotidiano de vida victoriosa.

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